Esa
mágica forma de contar
Premio
Nobel de Literatura, novelista magistral. Los relatos breves, recorren
prácticamente toda su obra literaria, desde sus primeras publicaciones en la
prensa colombiana, hasta Memoria de mis
putas tristes, su última novela, publicada en 2004. En este artículo, un
análisis literario del cuento: Un día de
estos.
Por
Fernando Chelle
UN DÍA DE ESTOS
“Una realidad que no es la del papel, sino que
vive con nosotros y determina cada
instante
de nuestras incontables muertes
cotidianas,
y que sustenta un manantial de
creación
insaciable, pleno de desdicha y de
belleza...”
Gabriel García Márquez:
Fragmento del discurso
de aceptación del Premio
Nobel, 1982.
Del libro de Gabriel García Márquez Los funerales de la Mamá
grande (publicado por la Universidad Veracruzana de Xalapa en México,
en el año 1962), he elegido para el análisis literario, el cuento
titulado: Un día de estos.
(http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/ggm/un_dia_de_estos.htm)
Este relato concreto del nobel
colombiano, donde nada sobra ni falta, está muy relacionado con el cuento
titulado Espuma y nada más (http://www.literatura.us/tellez/espuma.html),
del escritor bogotano Hernando Téllez. El cuento de Téllez, publicado en 1950,
en el libro titulado Cenizas para el
viento y otras historias, habla de un barbero y un capitán, los que serían
comparables al dentista y al alcalde militar del cuento de Gabriel García
Márquez. Ambos relatos transcurren en la misma época y si bien el de Téllez es
más explícito, en cuanto a los papeles que juegan los protagonistas, las dos
narraciones aluden inequívocamente al conflicto armado que se vivía en la
sociedad.
La línea argumental del cuento que
nos ocupa, muestra el encuentro de un dentista empírico y un militar que ejerce
como alcalde del pueblo, en un viejo consultorio, donde se lleva a cabo la
extracción de una muela. Hay solo tres personajes, dos principales, Don Aurelio
Escovar (el dentista) y el alcalde (teniente), finalmente, el hijo del
dentista, un personaje secundario que funciona como intermediario entre los dos
principales. Tras esta anécdota breve y hasta cotidiana, aparece en el relato
un trasfondo de violencia social, corrupción, abuso de poder, tensión y
enemistad entre los personajes principales.
Al igual que todos los cuentos de Los
funerales de la Mama Grande, este relato presenta algunos diálogos y un
narrador omnisciente, que cuenta en tercera persona. Es una narración
lineal, que se desarrolla en un único escenario y presenta una sola acción.
El tema central del relato, es la tregua que se establece dentro del
conflicto ideológico, entre el pueblo (representado por el dentista) y el
estado (representado por el alcalde), y la inversión de los poderes, donde el
pueblo, al menos por un momento, va a imponer sus normas.
Internamente, encontramos tres
momentos diferentes en la narración. En un primer momento se nos presenta al
dentista y su entorno laboral. Hay un segundo momento, el más extenso, que abarca
el diálogo de Escovar con su hijo, la irrupción del alcalde en el consultorio y
la extracción de la muela. Finalmente, el tercer momento, muy breve, estaría
constituido por el diálogo final de los personajes.
En el comienzo del relato todo
parece tranquilo, cotidiano y hasta agradable. El narrador omnisciente, se
encarga de contarnos las características del dentista. Es importante el tratamiento
que se le da desde el punto de vista narrativo a este personaje (representante
del pueblo), de él se nos van a dar detalles significativos, cosa que no se va
a hacer con el personaje del alcalde- teniente (representante del estado). El
dentista tiene un nombre (Aurelio Escovar), se nos dice que es buen madrugador,
trabajador, se lo ve ordenado, metódico y observador. En esta primera parte de la narración, además
de conocer las características del dentista, conocemos el escenario donde se
desarrollará el relato. La acción propiamente dicha, correspondiente al segundo
momento de la narración, comienza con las palabras del hijo de Escovar. La
mediación del niño, de quien solo se oye la voz, y no hace más que trasladar la
petición del alcalde, muestra la distancia inamistosa entre los dos personajes.
El pedido consiste en un servicio profesional, la extracción de una muela. En
un principio, el dentista se niega a recibir al alcalde, y le indica al niño
que le diga que no está, pero el alcalde escucha su voz y lo amenaza con
pegarle un tiro sino le saca la muela. El hecho de que Escovar se niegue a
atender a su visitante y que sienta que es mejor que lo haya escuchado cuando
dijo que no quería atenderlo, muestra una clara oposición por parte del dentista
al poder que ostenta el militar. Hay elementos en el relato que nos permiten
suponer cosas que no están referidas explícitamente. Escovar está armado, esto
no solo muestra que está dispuesto a contrariar las órdenes del alcalde, sino
que es un ciudadano preparado para acontecimientos militares. Quizá pertenezca
a algún grupo de resistencia popular, esto no lo sabemos, aunque más adelante
cuando se disponga a extraerle la muela a su indeseado visitante le va a decir que
le cobra veinte muertos. Por su parte el militar, actúa con la conducta
estereotipada de los de su especie, se muestra prepotente, orgulloso, alguien
que quiere imponer su voluntad a través de la violencia. Pero los
acontecimientos de la narración no siguieron el rumbo que los lectores
estábamos esperando. Escobar, antes de desafiar al alcalde a que haga efectiva
su amenaza se cercioró de que su revolver efectivamente estuviera en la gaveta
inferior de la mesa. El alcalde por su parte irrumpió en el gabinete después de
amenazar concretamente, de manera que lo más lógico hubiera sido que hubiera
existido al menos un intercambio de disparos. Pero nada de esto pasó. Cuando el
dentista ve las marcas del dolor en la cara del alcalde se compadece de su
sufrimiento y es precisamente este sentimiento el que posibilita la prestación
del servicio casi con normalidad. El alcalde tampoco se encontraba gustoso con
la visita, de otra forma no hubiera pasado cinco noches de tormento, pero
seguramente Escovar era el único dentista del pueblo, y aunque empírico, sabía
hacer su trabajo.
El conflicto del cuento está
vinculado con la salud, no con lo militar y los personajes, en ese terreno,
deben tratar de interactuar de la forma más civilizada posible. Esta situación
lleva a que en ese viejo consultorio, se inviertan los papeles en lo que
respecta al poder. El militar pasa a estar a la merced de lo que pueda decir el
dentista y no tiene otra alternativa que obedecer si quiere dejar de sufrir por
la muela. Por esta razón, es que dije en la definición del tema del relato, que
el pueblo, por un momento, va a imponer sus normas. Porque después, el
conflicto social seguirá intacto. El alcalde aliviará su tormento y dejará en
claro que es él quien ostenta el poder absoluto en esa sociedad. Conocedor de
esa realidad transitoria, Escovar maneja el tiempo y la situación a su favor:
hierve los instrumentos, los retira con unas pinzas frías sin ningún apuro, se
lava las manos, todo bajo la atenta mirada de un desesperado alcalde. Incluso
tiene la excusa perfecta para generarle al militar un sufrimiento extra, como
tiene un absceso, la intervención debe ser sin anestesia. Esto puede llegar a
ser verdad o no, es algo que queda librado a nuestra imaginación, lo cierto es
que el dolor de ese momento para el alcalde sería tan intenso, que el dentista
le dice: “Aquí nos paga veinte muertos, teniente”. Es muy significativo que el
dentista no le diga alcalde, sino teniente, aludiendo a su condición de
militar. Que le cobre veinte muertos, de los cuales este alcalde- teniente
seguramente es responsable y que hable de ese cobro en plural, lo que muestra
que esos muertos son del pueblo, del que Escovar forma parte. Una vez que el
dentista le saca la muela, le ofrece al alcalde con ironía un trapo limpio. Se
encarga de especificarle que el trapo es para que se seque las lágrimas, con lo
que se crea un contraste entre la situación y la altivez característica del
militar.
El último momento del relato
está constituido por un mínimo diálogo de los personajes. Allí queda al desnudo
la corrupción de esa sociedad violenta. Ese militar, que seguramente se hizo
del poder por las armas, que tiene sometida la población y que carga al menos
con decenas de muertos, financia sus cuentas personales con las arcas del
estado. No tiene ningún tipo de vergüenza de decir que él y el municipio son la
misma vaina.