Cuando
la literatura, en lugar de buscar la gloria, busca pagar los porotos
A
través de su alter ego preferido, Roberto Bolaño nos muestra cómo era la vida
de dos escritores latinoamericanos exiliados en España, en la época de las
dictaduras del Cono Sur. En esas circunstancias, la creación literaria, en
lugar de buscar la gloria y el reconocimiento, buscaba ser un incentivo
económico que permitiera palear la situación de necesidades cotidianas. Los
concursos, las relaciones sociales, el exilio, todo se encuentra en este cuento
del autor de Los detectives salvajes.
Por
Fernando Chelle
Continuando con mi viaje a través
del vasto, rico y diverso mundo del
cuento latinoamericano, hoy me detendré en Chile. Trabajaré con el cuento titulado
Sensini, del escritor Roberto Bolaño
(Santiago de Chile, Chile, 28 de abril de 1953 - Barcelona, España, 15 de julio
de 2003), perteneciente al libro Llamadas
telefónicas, publicado en la ciudad de Barcelona en el año 1997 por la
Editorial Anagrama.
Llamadas
telefónicas, libro ganador del Premio Municipal de
Santiago de Chile, fue el primero de los cuatro libros de cuentos de Roberto Bolaño,
le siguieron: Putas asesinas (2001) y
los dos libros publicados póstumamente, El
gaucho insufrible (2003) y El secreto
del mal (2007). Los cuentos de Bolaño también fueron reunidos en una obra
titulada precisamente Cuentos,
publicada en el año 2013 por la
Editorial Anagrama en Barcelona, España. Pero detengámonos por un momento en el
libro Llamadas telefónicas, para
luego entrar de lleno en el comentario de Sensini.
Este primer libro de Bolaño, dedicado a su esposa Carolina López, consta de
catorce cuentos y está dividido en tres partes. El escritor decidió titular
cada una de las partes del libro, igual que el título del cuento que la cierra,
por ejemplo, la primera parte se titula Llamadas
telefónicas, como el quinto cuento. Lo preceden los cuentos Sensini, Henri Simon Leprince, Enrique
Martín y Una aventura literaria. Esta
primera parte es la que me interesa, no solo porque es donde se encuentra Sensini y el Bolaño metaliterario, sino
porque cuatro de los cinco cuentos que la componen tienen como tema central el
quehacer literario y los protagonistas son escritores. Dejando de lado a Sensini, del que me ocuparé con
detenimiento en el artículo, en Henri
Simon Leprince, el protagonista es un escritor frustrado, con pocos amigos
y una escasa difusión; Enrique Martín,
es otro desdichado protagonista, un poeta que se termina ahorcando en su propia
librería; Una aventura literaria, nos
muestra un enfrentamiento crítico de dos escritores antagónicos que intercambian
apreciaciones; Llamadas telefónicas,
el cuento que da título a esta primera parte y también al libro es una simple
historia de desamor que incluye la muerte de una de las partes, no es un cuento
que aborde el tema literario. Tampoco abordan el tema literario la segunda
parte del libro, titulada Detectives,
de característica policíaca e investigativa, ni la tercera parte, titulada Anne Moore, que se centra en historias
cuyas protagonistas son mujeres.
En Sensini, el cuento con que se abre Llamadas Telefónicas, conocemos, a través de Arturo Belano (el
alter ego preferido de Roberto Bolaño), al escritor incansable y batallador,
ese que para completar los escasos ahorros que le había dejado un trabajo de
vigilante nocturno en un camping se presentaba a diferentes concursos
literarios de las distintas regiones de España. Este cuento, ganador del Premio
de Narración Ciudad de San Sebastián, transcurre en el tiempo en que Roberto Bolaño
vivió en Girona y Barcelona, donde se relacionó con otros escritores
latinoamericanos exiliados.
La temática del cuento es el
relacionamiento entre la creación literaria y el mercado y gira en torno a los
concursos literarios. Desnuda la realidad que tienen que enfrentar dos
escritores no consagrados en el exilio, que buscan en los concursos literarios
de provincia, no la gloria y el reconocimiento, sino más bien un incentivo
económico que les permita palear la situación de necesidades que pasan a
diario. En el intercambio epistolar de estos escritores, queda al descubierto
la poca seriedad de esos concursos provinciales, donde los jurados no leen
completas las obras y a veces ni siquiera las leen. Esto lleva a que los creadores
también se aprovechen de la situación irregular y no reparen en mandar a más de
un concurso el mismo cuento con distinto título. En ese contexto social y
literario, las obras pasan a tener una finalidad pragmática y, como si se
tratara de caballos de carrera, los escritores las envían a concursar por las
distintas pistas del territorio español, con la esperanza de alzarse con la
mayor cantidad de premios posibles. Es un relato con un fuerte componente
autobiográfico que nos permite imaginar la gestación de algunas de las obras de
Bolaño, y por otro lado también nos muestra las dificultades a las que se tuvo
que enfrentar el escritor en ciertos momentos de su vida. Los protagonistas son
fácilmente identificables, por un lado Roberto Bolaño (Arturo Belano), quien
ocupa el lugar de narrador protagonista, un joven chileno exiliado en España, y
por otro lado Antonio Di Benedetto (Sensini), escritor que, del mismo modo que
como ocurre en la ficción, estaba exiliado en España. La relación epistolar
entre Antonio Di Benedetto y Roberto Bolaño fue realmente histórica, existió, y
es precisamente de esa relación de donde tomó su material narrativo el escritor
chileno. Si bien el cuento forma parte de Llamadas
telefónicas, y fue publicado en el año 1997, la historia que se cuenta allí
es de finales de los setenta o principio de los ochenta. Tomando en cuenta este
aspecto autobiográfico, vemos como Sensini
es una especie de juego ficcional donde se superponen los diferentes planos.
Hay un Bolaño autor que es quien firma la obra, que inventa un Belano narrador,
inspirado a su vez en un Bolaño autor. El autor inventa un narrador que cuenta
como hizo para escribir lo que finalmente se termina publicando y que es en
definitiva lo que los lectores leemos, una especie de cajas chinas. Hecha esta
apreciación fundamental, me detendré en algunos aspectos del argumento del
relato.
Sensini
es
un relato en primera persona, contado por un narrador protagonista. Presenta
una estructura clásica, donde los acontecimientos siguen un orden cronológico.
Un joven escritor chileno de
veinticinco años, radicado en España, luego de participar en un concurso
literario donde obtiene una mención, descubre que Luis Antonio Sensini, un
escritor argentino al cual admiraba, también había participado del concurso y
al igual que él había obtenido una mención, con la diferencia que el cuento de
Sensini era superior incluso que el cuento ganador. Arturo Belano, que así se
llama el joven protagonista, decide pedir a la organización del concurso la
dirección de Sensini. Una vez que la obtiene, le escribe una carta donde le
expresa su admiración y comenta algunos aspectos del concurso. A las dos
semanas, Belano recibe una carta de Sensini, que constituye el comienzo de una
relación epistolar. En las primeras cartas intercambian información básica,
fundamentalmente hablan de los concursos literarios. El escritor argentino, anima
al narrador a que no deje de participar. Con el tiempo la relación epistolar va
ganando confianza y Sensini comienza a contarle a Belano diferentes aspectos de
su vida, por ejemplo que vivía con su esposa y una hija y que tenía un hijo de
un matrimonio anterior, el cual se encontraba supuestamente perdido por
Sudamérica. Le cuenta también sobre su precaria condición económica. Por su
parte Belano, trata de meterse cada vez más en el mundo de Sensini y comienza a
leer y releer todo lo que puede del autor argentino. En un momento, por
iniciativa de Belano, interesado en conocer a la hija de Sensini, los
escritores intercambian fotografías. En una carta Sensini le refiere al
narrador, que aparentemente habían encontrado el cadáver de su hijo en una fosa
común de un cementerio clandestino. Un tiempo después, cuando Belano vuelve a
Girona tras una ausencia, encuentra una carta de Sensini, donde este le informa
que había decidido volver a la Argentina. Había caído la dictadura y allí
seguramente podría encontrar más pistas sobre su hijo Gregorio. Volvía con su
mujer, en tanto su hija permanecería en España. Belano decide contactarse con
la hija de su amigo epistolar, pero no lo consigue. Dos años más tarde, le
llega la noticia de que Sensini ha muerto y le parece lógico que el escritor
haya decidido irse a morir a su país. Al poco tiempo, una noche golpean la
puerta de su casa, era Miranda Sensini con un acompañante. Belano prepara una
cena y arregla una habitación para los visitantes que se encontraban viajando
por Europa. Una vez que los visitantes se van a acostar, Belano, como no puede
dormir, se pone a mirar televisión y recuerda a Sensini. En un momento Miranda
Sensini, que tampoco podía dormir, baja de su habitación y se pone a conversar
con el escritor. Hablan de Sensini, de su último tiempo de vida, de lo que lo
admiraban algunos autores consagrados y de lo poco que se lo reconocía, de los
concursos que había ganado y de lo feliz que había sido con la relación
epistolar mantenida con Belano.
Dos
escritores exiliados
Para terminar el artículo,
citaré algunos pasajes del cuento que hacen referencia a la condición de
exiliado de los personajes. El cuento en sí, con ese valor autobiográfico
referido, es un extenso testimonio del intercambio epistolar de dos autores
exiliados de sus propios países. Arturo Belano comienza el relato dejando en
claro desde el principio su condición de exiliado, de ajeno al lugar:
“Casi
no tenía amigos y lo único que hacía era escribir y dar largos paseos que
comenzaban a las siete de la tarde, tras despertar, momento en el cual mi
cuerpo experimentaba algo semejante al jetlag, una sensación de estar y no
estar, de distancia con respecto a lo que me rodeaba, de indefinida fragilidad”
Y es, desde esa condición de
ajenidad del lugar, desde donde el narrador va a contar su historia. Pero
también en el relato están presentes, al menos en el recuerdo, las patrias que
se han tenido que abandonar por culpa de la violencia. En la primera carta que
Belano envía a Sensini, ya se refiere al aspecto político:
“de la situación política chilena y argentina
(todavía estaban bien establecidas ambas dictaduras), de la vida en España y de
la vida en general”
A partir de esta carta
seremos testigos, no solo de la correspondencia entre dos escritores, también seremos testigos de la correspondencia entre
dos latinoamericanos exiliados en España. La patria de Sensini está presente en
sus cuentos:
“Éstos, aunque trataban sobre una gama variada de
temas y situaciones, generalmente se desarrollaban en el campo, en la pampa, y
eran lo que al menos antiguamente se llamaban historias de hombres a caballo.”
La amistad surge entre
estos personajes porque existe una identificación casi total del uno con el
otro. Las condiciones de vida a las que se enfrentaban eran muy similares, de
ahí la empatía. Las cartas les sirven a estos personajes para estimularse
mutuamente, reflexionar sobre sus vidas y sobre el mundo literario que también
tienen que compartir.
Un aspecto destacable
de la vida de Sensini es que carga con un dolor tremendo por la desaparición de
su hijo, un joven periodista de treinta y cinco años. Belano, escribe un poema
donde se refiere al caso de Gregorio y a la realidad política latinoamericana:
“En el ínterin recuerdo que escribí un poema muy
largo, muy malo, lleno de voces y de rostros que parecían distintos pero que
sólo eran uno, el rostro de Miranda Sensini, y que cuando yo por fin podía
reconocerlo, nombrarlo, decirle Miranda, soy yo, el amigo epistolar de tu
padre, ella se daba media vuelta y echaba a correr en busca de su hermano,
Gregorio Samsa, en busca de los ojos de Gregorio Samsa que brillaban al fondo
de un corredor en tinieblas donde se movían imperceptiblemente los bultos
oscuros del terror latinoamericano”.
Después de un tiempo
de interrumpida la relación epistolar, cuando Belano se entera de la muerte de
Sensini en Argentina, expresa:
“No sé por qué, el que Sensini volviera a Buenos
Aires a morir me pareció lógico”.
Esta es una reflexión
de quien también es exiliado, por eso es que encuentra sentido en la elección
de Sensini. Volver al país de origen significa, para un exiliado político,
volver a lo que le es propio y que le ha sido arrebatado.
La reflexión sobre la
soledad de Belano en ese país ajeno, que como vimos aparece referida desde el
principio del relato, vuelve a aparecer también al final, cuando Miranda
Sensini lo va a visitar a su casa. Cuando la muchacha toca la puerta, Belano
piensa:
“Ninguna de las pocas
personas que conocía en Girona hubiera ido a mi casa a no ser que ocurriera
algo fuera de lo normal”.
Es otra de las tantas frases que muestra la realidad
del exiliado. No es fácil integrarse a la sociedad cuando se es extranjero,
cuando no se tienen los contactos que pueden llegar a tener los habitantes del
lugar. Por eso es que Belano trabajaba de lo que fuera e intentaba ganar
premios literarios, intentaba sobrevivir consciente de su condición de
ajenidad, condición que compartía con el escritor en el cual se podía reflejar,
Luis Antonio Sensini.
Este artículo forma parte del libro El cuento latinoamericano en el
siglo XX, del mismo autor.
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